El ‘libertarismo’ de Javier Milei está derribando a golpes de gran
martillo los obstáculos, desaciertos y desastres del justicialismo de
Perón, de los Kirchner y sus seguidores, enfrentando la oposición
irracional de jerarcas sindicalistas que se propusieron quedar al
margen del futuro. Milei, cual fiero demoledor, hace sus tareas con
pasión sanguínea contra las dificultades construidas por la
denominada ‘casta’, una bestia conformada de políticos,
académicos, dirigentes sociales, periodistas y funcionarios
subsidiados, nutrida por un sistema descompuesto que todavía
arrastra los residuos y desechos de los que estaba estructurado.

Una opción que inspira a los jóvenes
Por eso, cuando el ‘libertarismo’ retumba no basta ponerse tapones
para no escuchar sus estridencias, ni permanecer impávido, aunque
el ruido generado sea molesto y dé motivos para ponerse nervioso.
Es parte de su seducción y explica la atracción que ejerce sobre
sectores de una juventud que anhela cambios, cansada de ver en las
pantallas los mismos rostros de esa decadencia que aletargó la
conciencia de sus padres y les cortó las alas, impidiéndoles volar y
respirar otro aire. Para muchos jóvenes argentinos y del mundo la
disyuntiva era, es y será: rutina, corrupción y pobreza o cambio,
esperanza y horizonte limpio.
La juventud trasandina no quiere que la ideología justicialista
inspiradora de un “Estado superior” omnímodo, -devenido en
aparato corrupto-, termine por provocar el colapso total de su
sociedad, como consecuencia del influjo hegemónico y nefasto del
peronismo-kirchnerista.

Antilibertarios al acecho
Políticos de izquierda como Lula, Maduro, Petro, Pedro Sánchez, –
incluso algunos dirigentes europeos-, continuarán utilizando toda su
verba para despotricar contra el pensamiento libertario encendido
desde Argentina, por razones ideológicas y geopolíticas. No son, ni
serán, los únicos. En esta región, hay varios políticos de derecha que
no comparten el ideario volcánico que baja desde Los Andes como
lava ardiente.
Como es sabido, también en Europa las derechas no constituyen un
único compartimento orgánico-ideológico irreductible y monolítico.

Si se escarba sus entrañas se descubrirá modalidades características
de una morfología que refleja diferentes visiones y posturas tácticas
en las que determinados elementos como lo reaccionario, lo
autoritario, lo iliberal, lo decadente, lo denso, lo liviano y lo
populista fulgurante, conforman un torrente arremolinado que sube
de caudal día a día y avanza por las gastadas laderas occidentales.

El paisaje ideológico-político de Occidente
Diversos analistas se han dedicado a definir una especie de
parteaguas entre lo reaccionario y lo conservador. Uno de ellos es
Daniel Innerarity -académico de izquierda-, quien al referirse a las
tensiones que provoca la irrupción de la derecha radical y a las
paradojas que genera, escribe que una de ellas consiste en que
“defender la democracia no pasa hoy por intensificar el combate
entre la izquierda y la derecha, sino por acudir en ayuda de la
derecha clásica, que no se está entendiendo correctamente a sí
misma”. Según su enfoque, -en tiempos de zozobra política-, “el
mejor servicio que se le puede hacer a la democracia es no meter en
la misma categoría a todos los que discrepan de nuestras ideas (las
de izquierda, las suyas) y, en concreto, distinguir entre los
conservadores y los reaccionarios”. (“Los reaccionarios”, “el País”
de España, 21 de mayo de 2024)

Hacia dónde se dirige Milei
¿Qué sentido tiene entonces adherir a la idea libertaria andina? ¿El
libertarismo de Milei que él ha calificado de anarcocapitalista,
encaja en algunos de los atributos mencionados? ¿Su rasgo
mesiánico-populista es compatible con lo conservador? ¿Su ideario
enfatiza solo lo liberal-pragmático o se desliza además por las
paredes y farellones de lo conservador-valórico?
En la Cumbre Conservadora que tuviera lugar en Buenos Aires,
Milei se refirió entre otros temas, a la importancia de la batalla
cultural; a la defensa de la vida, la libertad y la propiedad; y a la
causa de la gesta civilizatoria de Occidente. “Hay que dar la batalla
cultural desde el poder” y “combatir desde la derecha”. “No puede
haber consenso entre lo moral y lo inmoral”. “No hay que ceder al
mal, no hay que ceder al socialismo”, a la vieja izquierda. (discurso
en la CPAC, Argentina, 4 de diciembre de 2024)
Lo que está clarísimo además es su visión antiestatista. Y he aquí
donde a determinados sectores de la derecha latinoamericana
tradicional (clásica) comienzan a temblarle las extremidades
inferiores, así como a otros les ocurre lo mismo cuando se trata de
políticas vinculadas a la defensa estricta de la vida humana.

El discurso libertario de Milei no es para tímpanos débiles
acostumbrados a escuchar teorías estatistas ortodoxas repetidas por
socialistas adictos a Marx y sus neo-exégetas, o para sectores de
derecha atentos a la última versión de relatos clásicos producidos
por académicos liberales de viejo cuño seguidores de ideas sin
reciclar.
Por eso, cuando Milei grita: “¡Viva la libertad, carajo”!, revientan
los oídos y se activan las energías de muchos seres conscientes en
Buenos Aires, Madrid, Berlín, París, Ciudad de México, Brasilia,
Santiago y hasta en el Vaticano. Tal es la fuerza de su estrépito.