Por Renato Ahumada C
Director El Cordillerano
Los hechos son los hechos. Los “porfiados hechos” decía Lenín, demuestran que
el cambio de posición política, esto es, el nuevo discurso post primera vuelta
electoral de Jeannette Jara, no ha significado para la candidata presidencial
comunista un avance importante en su estimación de votos que ha permanecido
inalterable en torno al 26 a 27%, según todas las encuestas.
Jeannette Jara, luego de ganar de manera sorpresiva las elecciones primarias de
los partidos gobiernistas – desplazando a la candidata del socialismo democrático –
cambió su discurso. Lo acercó a los del socialismo democrático e incluso dio a
entender que podría congelar o renunciar a su militancia comunista. Y, en todos
sus discursos de campaña, señaló que era la candidata de una amplia coalición de
partidos de centro izquierda.
Su nuevo discurso, sin embargo, no se traducido en apoyos a su postulación
presidencial. Esperaba recibir el apoyo mayoritario del Partido de la Gente de
Franco Parisi, pero solo recibió, según una consulta digital efectuada por esa
tienda política, el 2% de apoyo de los militantes de dicho partido.
Es que los “porfiados hechos” han sido demasiado fuertes. La gente no olvidó que
ella fue una de las instigadoras del “octubrismo”, episodio donde lucio la polera del
“perro mata pacos”; la gente no olvidó que en ese episodio, triste de la historia de
Chile, ella guardó un silencio cómplice frente a los dos intentos comunistas para
derrocar a un presidente legítimamente elegido por el pueblo; la gente no olvidó
que como abogada, defendió a los jóvenes que quemaron medio Santiago y las
estaciones del Metro, Finalmente, la gente no olvidó que Jeannette Jara fue
partidaria del primer proyecto constitucional identitario y delirante que pretendió
refundar Chile.
La baja adhesión que – según las encuestas – exhibe hoy su candidatura,
demuestra que la nueva postura política de la candidata comunista no es creíble y
que ella solo obedece a una táctica para presentarla como distanciada del Partido
Comunista, un partido cuya ortodoxia es reconocida por todos.
La sonrisa permanente y la postura “casi” social demócrata, de la candidata Jara,
no alcanzan para transformar a una militante comunista en una política de
izquierda democrática. Por ello, el 26,8 % que la apoyó en la primera vuelta de la
carrera presidencial sigue sin experimentar modificaciones de importancia. El
próximo 14 de diciembre, en la segunda vuelta presidencial, veremos si la
transformación de la candidata le permitió ganar algunos puntos en la adhesión
popular.








