El Presidente Gabriel Boric completará un año de gobierno, desde que
asumiera el cargo 11 de marzo del año pasado.

Ha un año difícil para el gobierno. Entre otras razones por las
siguientes: La economía esta complicada debido a causas internas y
externas, como a los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania; existe
una inflación que no baja a pesar de todos los intentos del ministro
Marcel; hay una cesantía que se empina sobre el 8 %; subsisten los
coletazos económicos y sociales de una pandemia que aun convive
entre nosotros; la existencia de los múltiples errores no forzados del
gobierno; una cohabitación entre coaliciones políticas con grandes
diferencias entre ellas; la grave derrota electoral del pasado 4 de
Septiembre del año pasado; una violencia mapuche en la Araucanía;
que parece crecer día a día; un aumento explosivo de la
delincuencia que tiene aterrada a la ciudadanía, los incendios que
arrasaron con la parte alta de Viña del Mar y finalmente los feroces
incendios de la zona centro sur del país.

El ex Presidente Piñera, interrogado por periodistas sobre lo anterior y
cuyo gobierno tampoco fue nada fácil, señaló al respecto: “otra cosa
es con guitarra”.

Y tiene razón el ex presidente. El gobierno de Gabriel Boric no lo ha
tenido nada de fácil. Y ello se ha traducido en que el 52% de apoyo en
las encuestas después de elegido presidente se hubiese evaporado,
llegando en la actualidad a un escuálido 30%.

Lo viene por delante tampoco es fácil para el Presidente Boric: deberá
proponer un nuevo sistema de pensiones; afiatar a su equipo de
gobierno limando las asperezas existentes entre el Socialismo
democrático y el Frente Amplio; bajar la inflación a niveles pre
pandemia; bajar el índice de la cesantía que actualmente llega al 8%;
terminar con la inmigración ilegal; terminar con la delincuencia
desatada existente en las grandes ciudades; poner fin a la violencia
de los grupos radicales del pueblo mapuche; y lograr aprobar una
reforma tributaria que le permita al gobierno financiar su programa
social.

Resulta difícil preveer el futuro de la acción del gobierno.
El rechazo del proyecto de nueva constitución del día 4 de septiembre
en el cual el gobierno sufrió una apabullante derrota, le enseñó a este
que no es conveniente involucrarse en el nuevo proceso
constitucional.