Dr. Ricardo B. Maccioni
Director International Center for Biomedicine – ICC
Member of the Danna Alliance for Brain Initiatives

Durante décadas se ha planteado que para que la ciencia y la tecnología impacten en el desarrollo del país se requiere un incremento sustancial en su presupuesto. Sin duda este incremento es importante, pero es esencial analizar sus condiciones, para evitar que este gasto se haga sin una rigurosa “accountability”.
Los incrementos de la inversión deberían ser graduales y estar sujetos a importantes logros de una ciencia de clase mundial, avalada por pares internacionales. ¿Porque imponer esta condición? El impacto de la ciencia que se desarrolla en el país es aún débil, los papers tienes bajos índices de citaciones y mucho de estos trabajos solo adornan vetustas bibliotecas, pero no aportan a un sólido caudal de conocimiento científico ni tampoco a generar nuevos esquemas conceptuales. Uno de los problemas más graves es la prejuiciada evaluación de los proyectos del sistema estatal. Se necesita de una vez un sistema más justo de evaluación de los proyectos del sistema estatal. Un secreto a voces, pero por temor nadie lo lleva al escrutinio público.
Elon Musk, sin duda un triunfador, enfatiza que la mayoría de los trabajos académicos son inútiles. Musk agrega que “…la mayoría de los trabajos académicos son bastante malos. Pero el problema no es que sean inútiles; el problema es que, por la insistencia que se justifiquen, la academia se ha visto obligada a justificarse según un concepto de cantidad que, al final, equivale a una pseudoproductividad sin sentido”.

En un país como Chile, lo más preocupante es que la ciencia no llega hacia las personas, o al menos a los ciudadanos de nuestro país, a través de nuevas e innovadoras tecnologías y nuevos productos tecnológicos que favorezcan su calidad de vida. Ello sería importantísimo para la solución de urgentes problemas que demandan de estas tecnologías. Pero no solo no llega a las personas por esta vía, sino también por la falta de programas de difusión de la ciencia. Los científicos tenemos que ir a interactuar con el ciudadano sobre todo con grupos humanos mas vulnerables, que esperan incrementar su saber.
Los programas del sistema público como ANID y también los privados deben apuntar a generar vínculos entre la ciencia y la comunidad, que la ciencia no se quede solamente encerrada en los laboratorios, sino que llegue a las personas. Por otra parte, es también esencial el promover desarrollo en ciencia, innovación y tecnología sobre la base de una economía basada en el conocimiento
Poque no pensar en grande, y “atreverse” en un futuro no muy lejano, a lograr que Chile ingrese a las ligas mayores de la ciencia, lo que de manera realista se puede alcanzar si se generan políticas públicas “inteligentes” y con visión de futuro. Pasar del extremo pesimismo al pensamiento positivo. No es posible que una gran mayoría de los jóvenes graduados con talento solo desee en irse del país para proyectar una carrera en este ámbito. ¿Cómo no van a existir mecanismo para que éstos hagan sus planes para una carrera como científicos en Chile? Porque no decir también, que los más destacados avalados por índices como Scopus, Web of sciences. Scholar Google y otros, también emigran hacia el mundo desarrollado donde se valoran sus descubrimiento e innovadores inventos.
En suma, este cambio en la dirección de las actuales políticas públicas y el aporte de nuevos recursos económicos debe ir dirigido a impulsar el desarrollo de la ciencia fundamental y aplicada en todas sus disciplinas con incrementos graduales del PIB invertido en C&T&I por año, y lo más importante asociado a una adecuada “accountability”.