Por Carlos Gómez, profesor universitario Universidad San Sebastián, MBA Universidad de Chicago
El 14 de marzo de 1991 se inauguró la mina Escondida. Ubicada a 3.100 metros sobre el nivel del mar, en el corazón del desierto de Atacama, es el mayor yacimiento de cobre del mundo. Con una inversión inicial de US$ 1.500 millones, Escondida fue la inversión extranjera más alta de la historia hasta ese momento y la primera inversión privada en minería de cobre desde 1971. Es la primera hija de la Ley Orgánica Constitucional sobre Concesiones Mineras de 1981 (Ley Minera).
Es notable que, mientras en 1981 el Estado producía el 85% del cobre, hoy produce solo el 24%, mientras la minería privada produce el 76% equivalente a 4,2 millones de toneladas al año de un total de 5,5 millones.
Desde entonces, empresas privadas chilenas y de todo el mundo han invertido en minería la impresionante suma de US$265.000 millones. Al consagrar firmemente el derecho de propiedad en esta área crucial de la economía chilena, la Ley Minera convirtió a la minería en el más potente motor de desarrollo del país.
Chile multiplicó por 7 la producción de cobre, desde 800.000 toneladas en 1981 a 5.500.000 en 2024. En el mismo período, las exportaciones mineras aumentaron 17 veces, de US$ 3.000 a US$ 50.000 millones . Entre 2005 y 2024, el 13% de los ingresos fiscales, equivalente a US$ 130.000 millones, provino de la minería. La seguridad jurídica que otorga la Ley Minera impulsó también una inversión sin precedentes en exploración por US$ 50.000 millones.
Todas las principales compañías mineras del mundo han invertido en Chile. Destacan BHP de Australia, la compañía minera más grande del mundo, que, junto a RTZ de Reino Unido construyeron Minera Escondida en Antofagasta, hoy la mina de cobre más grande del mundo. BHP es también dueña de las minas Spence en Antofagasta y Cerro Colorado en Tarapacá que, en conjunto, producen 1,5 millones de toneladas de cobre, el 27% de la producción chilena. Escondida se descubrió el 14 de marzo de 1981 por un consorcio formado por Utah Minerals y Getty Oil. El descubrimiento fue el resultado de una campaña de exploración aérea y terrestre que duró tres años, utilizando la tecnología más avanzada de la época. Una vez que Chile promulgó la Ley Minera que protegió el derecho de propiedad minera, abriendo la minería a la inversión privada de largo plazo, inversionistas de Japón, Alemania, Estados Unidos, Reino Unido y Australia aportaron el capital necesario de US$ 1.500 millones para desarrollar Escondida. Escondida se inauguró el 14 de marzo de 1991, solo 10 años después de ser descubierta.
Anglo American de Gran Bretaña (44%), Glencore de Suiza (44%) y Japan Collahuasi Resources B.V. de Japón (12%) son los dueños de Collahuasi que, después de Escondida, es la segunda mina de cobre más grande del mundo, con una producción en 2016 de 560.000 toneladas de cobre fino. Ubicada a 4.400 metros de altura sobre el nivel del mar, en medio de una cordillera perennemente nevada, se conecta con su terminal marítimo en la costa de Iquique a través de 200 kilómetros de tubería que transporta el mineral extraído para ser exportado.
Teck Resources de Canadá desarrolló Quebrada Blanca en Tarapacá y Carmen de Andacollo en Coquimbo. Asimismo, KGHM de Polonia junto a Sumitomo de Japón, operan Sierra Gorda en Antofagasta.
Por su parte, la principal minera chilena es Antofagasta Minerals, controlada en un 65% por el grupo chileno Luksic, dueña de la mina Los Pelambres, en Coquimbo, y de las minas Centinela, Zaldívar y Antucoya, en Antofagasta.
El boom minero impulsó también a la mediana minería, mayoritariamente controlada por familias chilenas. En conjunto producen 300.000 toneladas de cobre fino al año. Destacan las inversiones efectuadas por Minera Tocopilla en Mantos de la Luna, de la familia Izquierdo Menéndez; Pucobre en Punta del Cobre y El Espino, ligada a la familia Hurtado; Haldeman Mining en Minera Michilla, de las familias Cardone Solari y Solari Donaggio y Minera San Gerónimo, en el proyecto del mismo nombre, de la familia Rendic.
La Ley Constitucional Minera generó también un boom del oro por el cual su producción se multiplicó por 4,5, desde 8 toneladas anuales en 1981 a 35 toneladas en 2024, que ubicó a Chile como productor número 23 del mundo.
En minería no metálica, Soquimich, a partir de su estatización en 1971, generó fuertes pérdidas al Estado de Chile hasta que en 1988 fue privatizada. Solo cinco años después, en 1993, SQM se abrió en la bolsa de Nueva York. Con el capital levantado en los mercados internacionales y en Chile, SQM expandió rápidamente sus operaciones que la convirtieron en el mayor productor de yodo, potasio y litio del mundo.
En 1979 se dictó el decreto Nº 2.886 que, por razones de “seguridad nacional”, declaró “estratégicas” a tres sustancias minerales: el uranio, el torio y el litio, por sus posibles usos en la energía nuclear. Cuando dos años después se estaba elaborando la Ley Minera, el Estado Mayor de la Defensa Nacional adoptó la postura de que estos minerales no podían ser concesibles como el resto. El equipo ministerial consideró que debían ser concesibles y que se podía cautelar la razón estratégica con otros instrumentos, como la primera opción de compra. El 23 de abril de 1981 el ministro de Minería envió al Estado Mayor de la Defensa Nacional un oficio argumentando esta tesis. Lamentablemente, no se aceptó esta postura.
El litio se explota ahora bajo contratos de arriendo entre Corfo, titular de las áreas más ricas en litio del mundo en el Salar de Atacama, y empresas privadas como Soquimich y Albemarle, las dos más grandes productoras de litio.
El litio está siendo incorporado como componente esencial de la electromovilidad que crece en el mundo. Hoy, SQM exporta a 110 países de los cinco continentes y es una de las compañías más valiosas del país.
La minería ha sido pionera en incorporar las más avanzadas tecnologías a sus operaciones. Las perforadoras y camiones autónomos, controlados desde remotas ciudades como Santiago por jóvenes ingenieros, ya están presentes en la mayoría de las operaciones mineras.
Escondida y Spence, entre otras, tendrán la flota autónoma minera más grande del mundo con 85 camiones y 11 perforadoras autónomas. La robotización de las operaciones mineras, también adoptada por Antofagasta Minerals y Anglo American, entre otras, reduce significativamente los riesgos para las personas, aumenta sustancialmente la productividad y brinda amplias oportunidades de desarrollo a personal altamente calificado en tecnología robótica.
La minería también ha utilizado los avances tecnológicos para optimizar la administración del agua, un recurso clave para procesar mineral. En efecto, mientras en la década de los 90 la minería consumía 1 tonelada de agua por cada tonelada de mineral procesado en planta, hoy el consumo de agua ha disminuido a 0,5. Adicionalmente, para proteger las fuentes tradicionales de agua provenientes de los acuíferos del subsuelo del desierto, la minería ha incorporado masivamente la tecnología de desalación de agua de mar.
Con una inversión gigantesca de US$ 3.500 millones, BHP construyó la mayor planta desalinizadora del hemisferio sur en Puerto Coloso, al sur de Antofagasta, que abastece el 100% de las operaciones
de la mina. La planta produce 3.800 litros de agua industrial por segundo que son elevados desde el puerto hasta la mina, ubicada a 3.100 metros sobre el nivel del mar, a lo largo de 180 kilómetros de tuberías de 42 pulgadas que incorporan estaciones de bombeo intermedias y estanques de regulación para mantener el flujo constante.
Por su parte, Antofagasta Minerals utiliza en su mina Centinela 50% de agua desalinizada en los procesos mineros a través de un acueducto de 145 kilómetros de largo que cruza el desierto más seco del mundo. Actualmente, el 85% del agua que consume Antofagasta es desalinizada y, en 2026, será la primera ciudad de América Latina en la que el 100% de sus habitantes usará agua desalinizada del mar.
La minería es intrínsecamente regionalizadora. Los yacimientos no están concentrados en la capital como sí lo están importantes actividades económicas del país. El impacto más grande ha sido en el auge del Norte. Antofagasta es la capital mundial de la minería y tiene lejos el PIB per cápita más alto del país de US$ 50.000.
La minería ha generado potentes y múltiples eslabonamientos productivos con la construcción de puertos mineros privados que dominan en el norte, servicios de alimentación, construcción de campamentos de alto nivel de calidad de vida, industria de explosivos mineros y transporte aéreo y terrestre, entre muchos otros, creando riqueza, trabajo y estabilidad para cientos de miles de chilenos.
Por otra parte, la demanda energética de la minería ha impulsado importantes proyectos de energías renovables, especialmente en el desierto de Atacama. Con una inversión de US$ 350 millones, la central eléctrica El Romero Solar, con 776.000 paneles solares en 280 hectáreas y una capacidad de 200 MW, es la planta de energía fotovoltaica más grande de América Latina y una de las diez mayores del mundo.
La fusión anunciada en septiembre de 2025 entre Anglo American del Reino Unido y Teck Resources de Canadá impulsará importantes aumentos de productividad. Desde ya, al combinar bajo la misma propiedad las minas de Collahuasi y Quebrada Blanca -que, junto a Los Bronces, controlada por Anglo American, producen 465.000 toneladas-, lograrán sinergías que aumentarán la productividad. A nivel mundial, la producción de cobre de Anglo American y Teck alcanzaría a 1.200.000 toneladas, transformándose en el cuarto productor de cobre más grande del mundo después de BHP, Codelco y Freeport McMoRan.
La electromovilidad y la transición mundial a energías limpias ha aumentado la demanda por cobre y, ante las restricciones de producción en diversos países, Chile aprovecha el precio del cobre más alto de su historia.
Hacia el futuro, el cobre se beneficiará de las nuevas megatendencias surgidas en el mundo: la inteligencia artificial (IA) y el incremento del gasto militar.
La IA está aumentando significativamente la demanda por cobre porque requiere gigantescos centros de datos que utilizan enormes cantidades de energía. Un centro de datos consume energía eléctrica equivalente a 5.000 hogares. Para 2050, la industria minera anticipa un aumento de la demanda por cobre de 70%.
El gasto militar en el mundo está aumentando significativamente del actual 2,5% hasta el 4%, muy cerca del nivel de la Guerra Fría. Ante la agresión de Rusia a Ucrania, los países de la OTAN se han comprometido a triplicar su gasto en defensa desde 1,2 al 5% del PIB.
La minería será, entonces, un pilar clave del crecimiento del país en los próximos años, anclada en una Ley Minera que consagró sólida y permanentemente el derecho de propiedad.








