Jorge Heine.
Profesor en la Escuela de Estudios Globales Frederick S. Pardee
Universidad de Boston.
Ex embajador de Chile en China

Con su participación esta semana en el tercer Foro de la Iniciativa de la Franja y la
Ruta para la Cooperación Internacional en Beijing, el presidente chileno Gabriel
Boric transmitió un potente mensaje. Al hacerlo, Chile se pasó a ser el único país
latinoamericano que ha participado a nivel presidencial en los tres foros de este
tipo.

Lo hizo la expresidenta chilena Michelle Bachelet en mayo de 2017, y el
expresidente Sebastián Piñera en abril de 2019. Ahora Boric, en su primera visita
a China, ha seguido sus pasos.

En el décimo aniversario de la Iniciativa de la Franja y la Ruta ( IFR) se ha
reflexionado mucho sobre lo que este ambicioso programa ha logrado hasta
ahora.

De hecho, Chile es el país participante de la IFR más alejado de China.

Hoy, 22 países de América Latina han firmado memorandos de entendimiento con
China sobre la IFR y ocho se han incorporado al Banco Asiático de Inversión e
Infraestructura ( BAII). En mayo de 2017, Bachelet fue la primera jefa de Estado
en visitar la sede del BAII,  cuando Chile ingreso como miembro prospectivo.

¿Qué ha pasado desde entonces?

La IFR, la iniciativa de política exterior más ambiciosa de China en este siglo,
evolucionó rápidamente para abarcar la región euroasiática, conectando el área de
más rápido crecimiento del mundo, Asia Oriental, con la Unión Europea, y ahora
se ha vuelto aún más ambiciosa.

La IFR ofrece una nueva propuesta de desarrollo para el Sur Global. Esta
propuesta es marcadamente diferente de la tradicional presentada por las
instituciones de Bretton Woods y por Occidente en general Ella pone a la
infraestructura y la conectividad en el centro como motores del desarrollo. China
ha demostrado la importancia de ellos y ahora les subraya su trascendencia a los
países de Asia, África y América Latina.

América Latina sufre un enorme déficit de infraestructura, estimado por el Banco
Interamericano de Desarrollo en alrededor de 150 mil millones de dólares al año.

Esto obstaculiza la competitividad internacional de la región, por lo que la oferta de
China de fue muy bienvenida.

En este contexto, en 2015 y 2016, los países latinoamericanos y China buscaron
formas de extender la IFR a través del Pacífico y hacerla llegar al hemisferio
occidental. Y aunque aún no se ha materializado, una de las primeras expresiones
de esto fue la propuesta formal de Chile a China en enero de 2016 de instalar un
cable submarino de fibra óptica desde Valparaíso hasta Shanghái. Este habría
sido el primer cable de Internet que conecta Asia y América del Sur, y el primero a
través del Pacífico Sur. También fue una de las primeras manifestaciones de lo
que se conocería como la “Ruta de la Seda Digital”.

China ha sido durante mucho tiempo el socio comercial número uno de Chile.
Chile fue el primer país de América del Sur en establecer relaciones diplomáticas
con China, en 1970. En 2005, se convirtió en el primer país individual en firmar un
acuerdo de libre comercio con China. Desde entonces, el comercio bilateral entre
Chile y China se ha octuplicado, alcanzando 61 mil millones de dólares en 2021.
El 40 por ciento de las exportaciones de Chile van a China. Además, en los
últimos años, China también se ha convertido en una fuente clave de inversión
extranjera directa en Chile. Fue la mayor fuente de IED en 2019 y nuevamente en
2021.

La visita del Presidente Boric a China ha brindado una excelente oportunidad para
seguir ampliando esta floreciente relación.