El lenguaje de la Canciller chilena señora Urrejola, empleado al comentar el episodio del embajador Bielsa en relación con el rechazo del proyecto Dominga, ha sido el comentario obligado de todas las personas que pudieron escucharlo.

En esta nota no nos referiremos a las implicancias que las desprolijidades de la canciller y su equipo tiene en la política de Estado de las relaciones internacionales de nuestro país. Solo nos referiremos al episodio de la grabación de la conversación que se ha filtrado a la opinión pública.

Resulta increíble para muchos, el lenguaje utilizado por la Canciller. Hasta ahora, todos suponíamos que los Ministros de Relaciones Exteriores y los diplomáticos en general, usaban un lenguaje acorde con el alto cargo que desempeñan.

Sin embargo el lenguaje utilizado por la Canciller señora Urrejola, no guarda ninguna diferencia con el lenguaje de carretonero usado en los barrios bajos de nuestra capital. Fuera del impacto internacional que han causado sus expresiones, el hecho en sí, constituye un nuevo capítulo en el desmoronamiento de la imagen del gobierno de Boric.

El episodio, junto a los errores y desprolijidades cometidas casi a diario por los personeros del gobierno y el propio presidente, explican la razón por la cual las diversas encuestas demuestran que su nivel de apoyo es uno de los más bajos que haya tenido un presidente.