Por Jaime Ravinet de la Fuente

El proyecto aprobado por el Consejo Constitucional es un buen proyecto que viene a cerrar una discusión que ya lleva casi diez años y que ha sido como opio para la gran mayoría de los políticos que piensan que la Constitución es la solución para los grandes problemas que enfrenta el país y los chilenos.

La Constitución es un marco jurídico, que protege a las personas y que ordena el sistema político…pero no es una varita mágica con la cual la izquierda ha querido resolver todos los problemas del país. Así lo hicieron creer con ese mamarracho que los chilenos rechazamos el 4 de septiembre del año pasado, por una amplia mayoría.
La actual Constitución no es perfecta y debería ser mejorada, para fijar un marco adecuado para el desarrollo del país. Sin embargo, el Proyecto Constitucional, avanza y moderniza las instituciones. Como lo señalara días atrás el Presidente Frei Ruiz Tagle, genera seguridad no solo en términos delictuales y de violencia que es el principal problema de la gente sino que además genera seguridad para que los inversionistas pongan el desarrollo del país como primera prioridad.
El proyecto acaba con la incertidumbre e incertezas para los mercados y las inversiones, único camino para volver a desarrollar la economía que hoy tiene tasas de crecimiento extraordinariamente bajas, siendo los más pobres, los grandes perjudicados con un Chile estancado económicamente.
El proyecto de Constitución – entre otras materias – perfecciona el sistema político al establecer el umbral del 5% a los partidos políticos terminando con un multipartidismo que impide lograr acuerdos. Reconoce a los pueblos originarios, protege y genera plena igualdad con la mujer, impidiendo toda discriminación, asegura sala cuna gratuita para los hijos de las trabajadoras, señala que no puede haber discriminación salarial entre hombres y mujeres, crea las bases para un plan de seguro universal de salud permitiendo la acción del Estado y el sector privado, defiende los fondos previsionales de las personas. En lo educacional, innova, estableciendo la obligatoriedad y el financiamiento del Estado a las escuelas de párvulos y exigiendo una educación pública fuerte y de calidad. Es bastante modernizadora en el tema de la descentralización regional, de los municipios, genera la posibilidad de establecer el gobierno de ciudad que es algo importante para Santiago y las grandes ciudades del país.
Finalmente cabe señalar que el proyecto reorganiza el Poder Judicial en términos de funciones y lo moderniza. Impide que los ministros legislen a través de sus fallos. Es esencial entender que los fallos judiciales solo afectan a los litigantes. Esto el proyecto lo limita. En resumen. El proyecto es un buen proyecto constitucional.