La escritora de Corea del Sur Han Kang fue elegida por el Comité que otorga el
Premio Nobel de Literatura, como la ganadora del galardón correspondiente al año
2024. Es un Premio a una escritora joven de 53 años y además un notable
reconocimiento a una cultura que está – poco a poco – penetrando en la cultura de
Occidente.
Han Kang, señala el diario El País de España, es la primera escritora surcoreana
en recibirlo, es la galardonada más joven en la lista de premiados de los últimos
37 años. Hang había declarado al mismo medio: “El lenguaje es un medio único e
importante, pero al mismo tiempo es lo que me hace sufrir”.
La obra de la escritora premiada con el Nobel de Literatura ha sido traducida a
más de 30 idiomas. El premio literario está dotado con 970.000 euros. Además
contribuirá a aumentar el prestigio, la fama y obviamente las ventas de sus libros.
Sus libros:
Según el Diario el País de España, “La vegetariana, publicada en 2017, es el
libro con el que Han Kang se dio a conocer internacionalmente y por el que recibió
el Booker Internacional en 2016. Es sin duda una novela rica, precisa, afinada,
capaz de sostener la tensión y la trama a partir de la intimidad de una mujer que
empieza a cambiar su relación con la comida y con la naturaleza. Hay gran
reflexión interior, hay destreza narrativa, hay angustia solapada en una
construcción literaria que ambiciona iluminar un momento social, urbano y familiar
sacudido por una conciencia en pleno choque con las convenciones. La forma de
consumir, de relacionarnos, de trazar nexos con los seres más próximos y el
entorno es tema de primer orden en este primer cuarto del siglo XXI que muy
pocos literatos se atreven a abordar o que son capaces de hacerlo con semejante
calidad”
La clase de griego. Este libro es, según el medio antes señalado, “un relato
minucioso en el que esa asfixia que supuraba La vegetariana ya desborda la
corriente de su escritura. La angustia está en primer plano. La protagonista ha
perdido la voz, como ha perdido a su madre e incluso la custodia de un hijo y solo
el recurso a un idioma clásico como el griego (de nuevo la lejanía de lo normativo,
de la convención social más próxima, la ruptura con la cotidianidad) podrá
convertirse en su salvación. Su conexión con el profesor empieza a ser chaleco
salvavidas, extraño baluarte para volver a flote. Y si ella está perdiendo la voz, no
menos angustiosa es la pérdida de la vista que está sufriendo él, como Borges, al
que alude desde el inicio”
La escritora dejó de escribir durante un año pero no olvidó cómo hacerlo. Después
de un largo descanso nació La clase de griego, que surgió ciertamente de esa
idea de silencio que he experimentado.
La noticia del Nobel sorprendió al mundo literario y lo tomó por sorpresa. Ello pues
nunca una escritora sur coreana había obtenido el máximo galardón de la
literatura mundial.








