Los columnistas Ascanio Cavallo y Rocío Montes han denominado a su último
libro de crónica analítica correspondiente al período 2000 – 2010, en que
gobernaron Chile los presidentes Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, como: “La
historia oculta de la década socialista, 2000 – 2010 “, (Uqbar Editores, 2022) Se
trata de una investigación que al agregarse a otras anteriores, ha dado forma a
una colección histórica que Cavallo ha escrito individualmente o junto a otros
periodistas, para narrar los últimos cincuenta años del acontecer político nacional.
Entre ellas, “La historia oculta del régimen militar”, Memoria de una época 1973-
1988, y “La historia oculta de la transición”, Memoria de un época 1990-1998.

En 33 capítulos y una nota informativa que abarcan 400 páginas, los autores se
pasean por hechos, dichos y avatares de la elite chilena depositaria del poder
durante la primera década del siglo XXI. El contenido de este libro es fruto de
doscientas diez entrevistas confidenciales realizadas durante poco más de siete
años, contrastadas con material documental, -según indican-, además de insumos
propios del ejercicio periodístico de ambos.

Historia de una frustración iterativa
Después de leer este minucioso repaso histórico efectuado a la década citada se
entiende y confirma por qué el socialismo chileno termina disminuido en sus
afanes e ideales. La experiencia concertacionista no es la primera que haya tenido
el Partido Socialista. Antes se perdió en la llamada República del mismo nombre;
luego en 1973 tras cuatro décadas de divisiones, tropiezos y enfrentamientos
internos, tuvo preponderancia en aquel desastre orgánico que devino en la caída
del gobierno de su militante Salvador Allende, a quien ni siquiera defendió en la
hora postrera de su destino. En momentos de tragedia no había mística ni ánimo
para sostener esa utopía ya truncada. Fragmentados como estaban, era imposible
seguir manteniendo proyectos y ambiciones.

¿En qué recodo de la ruta se extravió el mensaje potente de Eugenio González, el
talento del gran Raúl Ampuero y la trayectoria consecuente de Aniceto Rodríguez?
¿Cómo podría definirse al socialismo? El sociólogo izquierdista Alberto Mayol se
ha preguntado citando un texto de Emile Durkheim, -cuyo título es “El socialismo”-,
si éste es una ideología, una propuesta doctrinaria o simplemente el malestar que
genera el capitalismo. (entrevista, “Interferencia.cl”, 11 de septiembre de 2022)
Para aquellos que lo conocen y han tenido que soportarlo, el socialismo chileno es
un árbol casi reseco de frutos escasos, insípidos y mustios.

¿Y ahora qué?: ¿de nuevo el socialismo en punto muerto?
Ahora que bajo la etiqueta vendedora de socialismo democrático varios de sus
miembros se acercan al fogón descontrolado del actual gobierno, procurando
pasar el frío electoral que comenzaron a padecer después de tantas humillaciones
y desprecios de aquellos que claramente tienen otra visión y convicciones, no se
anticipa un vaticinio positivo para su destino común. Salvo que Gabriel Boric y su
reducto se desmoronen a un ritmo vertiginoso, circunstancia ésta que los obligaría
a desplegar un salvataje de emergencia que evite el derrumbe estruendoso del
gobierno y también el de ellos, por efecto de un evento fatal inevitable.

Sobre el particular no debiera pasar desapercibido que Gabriel Boric en su periplo
por Nueva York le dijo a Paula Narváez, representante ante Naciones Unidas, que
se sentía parte de la misma tradición y tronco socialista.(palabras en la recepción
del 20 de septiembre, “La Tercera”) Se sabe que Boric no esconde su devoción
personal atávica a Salvador Allende.

No obstante, si el socialismo chileno contemporáneo piensa que el Frente Amplio
es una copia o proyección del Frente Popular que apoyó como Presidente a Pedro
Aguirre Cerda el año 1938, está equivocado de ciclo y significa que desde su
nacimiento en 1933 a la fecha, ha aprendido demasiado poco en sus 90 años de
existencia.