Carlos Salas A.
Subdirector Diario El Comercio. Lima
“Hablaaa”, respondió León XIV a un peruano que lo llamó entre el público del
Vaticano. Por un instante, dejó de ser el líder de la Iglesia y volvió a ser el Padre
Roberto: el religioso que cambió Chicago por Chiclayo y vivió 40 de sus 69 años
en Perú. “Hablaaa”, dijo, como quien saluda a un pata y no a un friend.
Es claro: su vínculo con el país va más allá del DNI que obtuvo en el 2015, de su
afición por el ceviche o su simpatía por la selección de fútbol. Esa peruanidad
también se refleja en su primer nombramiento —un obispo cajamarquino para el
Callao— y en quienes lo rodean. Uno de ellos es Edgardo Iván Rimaycuna,
chiclayano de 39 años, recientemente designado su secretario personal.
Se conocieron hace casi 20 años, cuando el Papa era su mentor en la diócesis
norteña. El periodista José Cayetano viajó hasta esa ciudad y reconstruyó una
amistad que cruzó continentes y hoy se afianza en los pasillos del Vaticano.
Por eso, cuando el Papa visite el país, no volverá solo. Volverán dos compatriotas.
Dos que, entre millones, aún se reconocen con un “Hablaaa”.








