Israel y la milicia chiita Hizbulá, que es apoyada financieramente por Irán están elevando el nivel de la guerra llevándola a un nivel muy peligroso. Esta semana, el vice secretario general Naim Qassem, de Hizbulá, señaló que habían entrado en “una nueva etapa” de la guerra abierta contra Israel, mientras que el primer ministro Netanyahu dijo que su país tomaría “todas las medidas necesarias” para reducir la amenaza de su adversario.
Ambas partes han aumentado la intensidad de sus ataques fronterizos, atizando un conflicto que podría terminar en un conflicto total, esto es, una guerra amplia e intensa. Hizbulá ha lanzado unos 150 cohetes, misiles de crucero y aviones no tripulados, apuntando a lo que parecían ser las zonas más importantes de Israel.
El ejército israelí por su parte, señaló que habían interceptado la mayoría de los proyectiles disparados desde el territorio de El Líbano. Sin embargo, uno de los misiles, cayó en la ciudad de Kiryat Bialik, una ciudad de más de 45.000 habitantes situada al norte de Haifa. Cuatro personas resultaron heridas por el ataque.
Hizbulá señaló que “Los mataremos y combatiremos desde donde esperan y desde donde no esperan”, en el funeral de dos comandantes de Hizbulá, muertos como consecuencia de un ataque aéreo israelí. Israel ha efectuado numerosos ataques aéreos contra el sur de Líbano que han causaron cuarenta y cinco muertos y numerosos heridos, según el Ministerio de Salud libanés.