Cuando escribimos la primera parte de esta columna, la elección no
estaba resuelta. Por eso, la llamamos la (posible) Argentina de Milei. Hoy,
el resultado ya está, y para los que creemos en la libertad económica,
tuvo sabor a dulce de leche. Quedará para la historia, que el libertario se
impuso en 22 de las 25 provincias y la CABA, con 12% de ventaja en el
global. Es probable que el hastío con el modelo kirchnerista, con sus
promesas incumplidas, con su inflación y su corrupción, fue, en gran
medida, responsable del resultado.

Hoy, las Provincias Unidas del Rio de la Plata, se encuentran en una nueva
encrucijada, de su tumultuosa historia. De Virreinato poco significativo,
pasaron, en un siglo, a ser uno de los países más ricos del mundo, después
de la Primera Guerra Mundial. De la mano de una política de inmigración
bien concebida, de una política monetaria conservadora (patrón oro), de
una apertura comercial selectiva, pero relevante, de algunas políticas
publicas bien ajustadas, y, sobretodo, de respeto a la propiedad. Para
luego empezar una lenta decadencia, bajo un sistema político de signo
opuesto: estatismo, intervencionismo, impuestos altos, a todo lo que
surgiera, y arrogancia para persistir en los errores. No fueron solo los
peronistas. A la larga, se sumaron sus opositores radicales, y los militares,
dando golpes de estado, que no hicieron diferencia en la trayectoria
económica. Se agredió a un vecino, se desafió a una de las grandes
potencias militares del mundo, se cometió default, no una, sino varias
veces. Solo el sobresaliente deporte argentino, mantuvo los espíritus en
alto.
Cinco reformas monetarias después, la inflación sigue, destruyendo los
ahorros de quienes aún insisten en hacerlos (muy pocos). Los mercados de
capitales están parcialmente destruidos, la conexión con el mundo
exterior, casi inexistente, La Argentina de hoy tiene uno de los peores
rankings de créditos en el mundo. La agricultura, otrora joya de la corona,
hoy no alcanza para alimentar el país. Por todo eso, gano “el loco” Milei.
Era de verdad, una locura desafiar tanto desorden, tanto desajuste
económico. Pero, Milei, hizo una campaña llena de convicción y
proclamando verdades incómodas, y ganó! Es justo decir, que durante la
campaña, recibió el apoyo de otros sectores del movimiento liberal
argentino, inexistente hace dos décadas, pero que hoy es una sólida
realidad.
Ahora, lo difícil, es implementar un programa liberal en un país,
acostumbrado, a lo contrario. Quizás por ello, en estos días previos a la
asunción del cargo, el entorno de Milei ha guardado silencio. Es sabido
que mucha de la elite económica, intelectual y sindical argentina, ha sido
cliente del intervencionismo, y de la prebenda. La labor para el Ministro
de Hacienda será enorme. ¿Cómo recortar el 44% de los gastos, sin herir a
nadie y sin que nadie se enoje? Ya se anuncian paros y políticas duras de la
oposición peronista.
Para Chile, también es una buena noticia. Una Argentina próspera, no solo
constituye un buen mercado. La historia ha mostrado que solo la
Argentina confundida y empobrecida, ha sido un mal vecino. Veremos qué
pasa. Es conocida la realidad de que la economía del país vecino suele
estar gobernada, no por doctrinas, sino por conveniencias de grupos de
interés.