La Iglesia Católica y las Iglesias Evangélicas se oponen firmemente a la
eutanasia, considerándola un homicidio y una violación de la ley divina que atenta
contra la dignidad de la persona humana.

Dichas iglesias defienden la vida como un don de Dios y enfatizan la importancia
de la atención médica y espiritual para los enfermos, incluyendo los cuidados
paliativos para aliviar el sufrimiento, pero no para provocar la muerte. Ambas
Iglesias promueven la solidaridad y el acompañamiento a los enfermos en lugar de
la cultura del descarte, que considera un aspecto de la eutanasia.
Argumentos principales:
 La vida es un don de Dios: La vida es sagrada y pertenece a Dios, no al
individuo o al Estado, por lo que nadie tiene derecho a disponer de ella.
 Es un homicidio: La eutanasia, en cualquiera de sus formas, es vista como un
acto de eliminar deliberadamente a una persona humana, lo cual es un crimen.
 Contraria a la ley moral: La eutanasia es una violación de la ley de Dios y del
mandamiento de “no matarás”.
 Fomenta una cultura del descarte: El Papa Francisco denunció la eutanasia
como una manifestación de la cultura del descarte, donde las personas son
eliminadas cuando ya no son productivas.
Diferenciación entre eutanasia y cuidados paliativos:
 Se opone a la eutanasia activa: La Iglesias no aceptan la muerte de un
paciente, ni siquiera si él lo pide expresamente, ya que el médico no debe ser
parte de un acto que causa activamente la muerte.
 Apoya los cuidados paliativos: Es éticamente aceptable y necesario el uso de
cuidados paliativos para aliviar el dolor y el sufrimiento del enfermo, sin que la
intención sea prolongar la vida a toda costa.
 No se opone a no prolongar la vida: Las Iglesias no exigen la “obstinación
terapéutica” o el ensañamiento terapéutico; no hay obligación de aplicar
tratamientos médicos que sean inútiles o desproporcionados, y el paciente puede
negarse a recibirlos.

En resumen:
Las Iglesias Católica y Evangélicas promueven una atención integral a las
personas en situación de enfermedad y en el final de la vida, que incluye la
atención médica y espiritual, la búsqueda de la paz y el consuelo, así como el
acompañamiento humano. Sin embargo, considera que la eutanasia es un acto
incompatible con los valores cristianos y la dignidad humana, por lo que debe ser
rechazada.