Por Christian Lomakin
Economista/Profesor Universitario.

 

Chile tiene un territorio diverso. Más de veinte tribus aborígenes, todas muy diferentes entre sí, lo habitaban originalmente. Su largo de cerca de cuatro mil kilómetros le presenta desafíos de proporciones continentales. Todavía algunos lugares del territorio, sólo pueden ser alcanzados por aire, o por mar.
¿Porque Chile mantiene un régimen centralizado, teniendo un territorio tan poco apto para ello?
El concepto centralista, es una de las constantes del régimen constitucional desde tiempos de Portales. Hoy está siendo desafiado por el concepto de Estado Plurinacional. ¿Cuál es la razón? Desde el siglo 19 y siguiendo la tradición colonial española, la política chilena ha maximizado control, por sobre eficacia. La idea es que no surjan iniciativas, incluso a nivel municipal, que no emanen, en definitiva, del gobierno central.
Según las cifras, Santiago concentra hoy un 45% del PIB y probablemente más, en términos de poder. En sólo 20 manzanas de esta gran ciudad, se toman buena parte de las decisiones que afectan toda la asignación de recursos nacional. Esto incluye asuntos tan diversos como el otorgamiento de una concesión minera, la pavimentación de un camino altiplánico, o la renovación urbana en los cerros de Valparaíso. Este modelo de control, reforzado por el centralismo de los partidos políticos, no ha permitido adaptar el desarrollo a la variedad de los recursos humanos, y físicos, de que dispone país. No sería malo vencer complejos y pensar, alguna vez, en un régimen diferente: Definir jurídicamente, una “Federación Chilena” que estimule la iniciativa regional y local. Un estado federal que genere autonomías locales, pero manteniendo la unidad del conjunto, es una solución más apropiada para la diversidad geográfica, económica y cultural de Chile, que la actual propuesta del Estado plurinacional. Este concepto genera grupos de privilegio, entre ciudadanos, y rompe con el concepto de igualdad ante la ley.
Un Estado Federal se basa en que las regiones pertenecen a una unidad mayor, en condición de socios aportantes. Pueden tener sus propias leyes, y sus propios impuestos, pero se comprometen a respetar una constitución general común, y a hacer aportes al Estado central, que asume papeles de representación, defensa y relaciones exteriores. En Estados Unidos, el país federal más conocido, esto significa que los estados pueden tener normativas diferentes en cuanto a delitos, familia, tratamiento de minorías, finanzas e impuestos. Hace poco, la Corte Suprema de EEUU, actuando como tribunal constitucional, restauro la libertad de los estados para legislar en materia de aborto. Eso significó, que algunos Estados, según sus propias mayorías internas, lo volverán a prohibir, y otros mantendrán la condición actual.
Chile puede tener cinco regiones potentes, que formen la federación. Siguiendo lineamientos geográficos, esas podrían ser el Norte Grande, el Norte Chico, la Zona Central, la macro zona sur, y la Patagonia. La región Metropolitana podría ser un Distrito Federal de características propias, e independientes, debido a su enorme población. El régimen federal permitiría a regiones como la Araucanía tener sus propias normas de seguridad, su propia policía, y una autonomía financiera para establecer impuestos y captar nuevas inversiones. Los impuestos locales serían determinados interiormente, en cada estado/ región, y así podría surgir una apropiada competencia entre ellas por favorecer la inversión, el desarrollo, y una adecuada distribución y asignación de los recursos. Aunque incompleto (porque no incluye una libertad tributaria y legal), el régimen federal argentino ha permitido que provincias como la vecina Mendoza, se distinga de sus pares el oriente, en calidad de manejo de recursos, desarrollo exportador, y en planes de jubilación. Algo similar ha ocurrido en Brasil, con los Estados de Santa Catarina, Rio Grande do Sul, y San Pablo. De hecho, el Estado de San Pablo, por si solo, representa a más del 25% de la economía brasilera, gracias a sus políticas de desarrollo industrial. La federación chilena sería un gran avance para lograr un manejo racionalizado de los recursos del país. Chile ha crecido. Ya no es el país precario, que Portales enfrento hace 180 años. Una forma sofisticada de federalismo, es una posible solución a los desafíos que un estado complejo y diverso como el Chile actual, está necesitando.