Por Nelson Hadad H.
En los difíciles momentos que vive hoy la Humanidad, Rusia, miembro permanente del Consejo de Seguridad, ha invadido a Ucrania, vulnerando su soberanía e integridad territorial y el Derecho Internacional. Su derecho a veto impide adoptar las acciones propias del Consejo de Seguridad, cuestionando así todo el orden jurídico internacional y pone en peligro la paz y la seguridad internacionales. Urge una reforma estructural al sistema de Naciones Unidas, que se discute durante años sin resultados. Los países victoriosos en la guerra no se desprenden voluntariamente de su poder. La reforma busca aumentar el número de miembros permanentes con un equilibrio regional y regular el ejercicio del veto. Alemania y Japón, son hoy importantes potencias económicas a nivel global. La India, potencia demográfica con 1.500 millones de habitantes. Sudáfrica en representación de Africa . Brasil, la potencia de América Latina y Australia en representación de Oceanía. El Nuevo Consejo de Seguridad compuesto por once miembros permanentes y diez países no permanentes elegidos por la Asamblea General.
El derecho a veto debería eliminar el voto de un solo país para vetar una resolución, como ha sucedido con la invasión de Israel a Gaza, en la cual, el veto solitario de Estados Unidos de oponerse al alto al fuego , ha permitido la continuación del genocidio, los crímenes de guerra y lesa humanidad que perpetran las acciones militares israelíes, en franca oposición a la gran mayoría de los 193 países de la ONU. El ejercicio del veto debería contar con una mayoría de seis de los 11 miembros permanentes del Consejo de Seguridad y de frente a la Asamblea General.
El desafío histórico que representa el cambio de siglo recoge la aspiración de los pueblos de garantizar la vigencia vinculante de un orden internacional multilateral, con una reformada Naciones Unidas.