Por Jorge Varela
Analista pólitico
He recibido un correo que dice lo siguiente: “los viejos”, -demócratas
cristianos- “los que no estamos en la primera línea, debemos hacer un
esfuerzo por reaglutinarnos”. No puede ser que teniendo raíces comunes y
principios compartidos sigamos separados. Fuimos uno y seguimos siendo
uno. “Hagamos esfuerzos por reincorporar a todos los que hoy no están”,
sin pasadas de cuentas, ni rencillas. “Solo con la voluntad de rehacer lo
que fuimos. Mirar hacia adelante y reconstruir el partido que fuimos“ para
que los jóvenes se sientan motivados a participar y continuar con la acción
política, con servir a todos, con “construir una sociedad justa y solidaria”.
¿Qué te parece convocar a una nueva instancia? (Mensaje de un leal
militante demócrata-cristiano, 21 de noviembre de 2025)
Un viejo elefante moribundo
Se trata, ¿qué duda cabe?, de una exhortación sincera proveniente de un
camarada que todavía cree en el rescate de aquel viejo elefante
moribundo, -pisoteado por un grupo de perversos cazadores-, que gracias
a su instinto y piel gruesa, intenta sobrevivir a pesar de los maltratos
recibidos. Su existencia no ha sido fácil durante las últimas décadas. El día
que su final sea inexorable, no escasearán los ‘herederos’ interesados en
disputarse partes del organismo enfermo y en huir portando sus valiosos
colmillos de marfil. ¿Valdrá una oración al cielo, salvar a quien fuera un
noble paquidermo del zoológico político chileno que esta última etapa
soportó sobre su lomo a tanto personaje de escaso tonelaje y liviana
lealtad?
Mi amigo piensa que sí. Discrepo de su sana intención. Quizás hace
algunos años, cuando todavía los valores y principios doctrinarios del
humanismo cristiano, -encarnados por la gloriosa Falange Nacional-, no
habían sido vulnerados de modo interesado y miserable, pudiera haberle
acompañado en este intento algo tardío. Cómo quisiera estar equivocado.
Mi amigo no tiene culpa alguna, -él es inocente en esta pasada-, los
malvados son otros.
La postura de los cuidadores
Cualquier acción destinada a mantener ad-infinitum la vida del ente que
aún late, significa lamentablemente expresar un apoyo inmerecido hacia
quienes actuando como falsos terapeutas de compañía han privilegiado
favorecer su propia condición de salud, sin considerar las heridas y dolores
de la víctima.
¿Cuántos militantes ocultaron su repugnancia ante las decisiones erráticas
adoptadas? ¿Cuántos se fueron hastiados para siempre de la sede de
Alameda 1460 decididos a no regresar?
Es extraño que uno de los dirigentes que se siente victorioso, -porque la
bancada parlamentaria aún respira con ayuda de ventilación artificial-,
exprese que los camaradas que se fueron pueden volver. Es el mismo que
declarara: “por primera vez en el siglo XXI aparece alguien del Partido
Comunista (chileno) encabezando un tipo de coalición progresista” y que
esta determinación sucede “después de que el comunismo cayó derrotado
en el mundo, que se cayeron los muros, que ya el comunismo no existe y
que el comunismo se transformó en capitalista”. Este señor que reconoció
como “un hito histórico” dicha alianza; señaló que “la militancia DC está
convencida de que el anticomunismo hoy día no es un tema en Chile ni en
el mundo. Ese es un tema del pasado. Hoy día los temas son la fragilidad
de la democracia, el surgimiento de la extrema derecha”. (entrevista en
“Estado Nacional” de TVN, 27 de julio de 2025).
¿Para avalar a este personaje, -querido amigo-, quieres que suscriba tu
convocatoria? No amigo: te estimo demasiado y alabo tu intención, pero no
la comparto. Como Jonás, estuve dentro de las vísceras de la ballena y
conocí a quienes prefieren flotar en aguas rojas antes que ser
consecuentes para dar testimonio de fe doctrinaria.
La traición se instaló adentro
¿Se acordará alguno de ellos que la Democracia Cristiana nació para
encarnar una idea humanista que no tiene nada que ver con el marxismo
leninismo? Qué no vengan ahora a camuflarse. Es posible que no falten
los ingenuos, ni los románticos, ni los buenos de corazón, pero ¡basta! de
tanta ignominia disfrazada de progresismo espurio.
El tiempo de la reconciliación transcurrió. Es tarde, -muy tarde-, para que
la armonía se imponga. Así que amigo, -digno y noble camarada-,
agradezco tu invitación, pero mi espíritu y mi corazón me indican que no
debo aceptarla como un modesto homenaje a millones de chilenos que
creyeron en el humanismo cristiano auténtico y vibraron con la Patria
Joven; como un reconocimiento a sus grandes fundadores que de estar
vivos no darían crédito a tanto desparpajo; y como una forma de denunciar
la aventura de la infiltración maldita que está enquistada y erosiona por
dentro la existencia de la Democracia Cristiana.








