El fallo de la Corte Suprema puede tener consecuencias
catastróficas o no, dependiendo de la aprobación de una Ley
corta por parte del Congreso Nacional. La presentación por
parte del gobierno de la llama Ley corta de las Isapres, no
entregó una posible solución para el problema, más bien,
complicó el panorama general. El congreso, que está
estudiando el proyecto debe tener presente que la quiebra de
las Isapres generará una crisis del sistema de salud, que
costará años solucionar.

Primeros perjudicados: Los primeros perjudicados con la
quiebra de las Isapres serán las personas más vulnerables, y
las que tienen tratamientos en curso o con preexistencias.
Esos afiliados deberán incorporarse a Fonasa y no serán
recibidos en seguros de salud privados complementarios. En
definitiva, la alternativa para estos pacientes serán las listas
de espera de Fonasa o el pago particular de sus tratamientos
y cirigías.

Los afiliados a Fonasa, especialmente los más vulnerables de
ellos, también serán dañados. Fonasa agrupa a sus afiliados
en cuatro grupos A, B, C y D según su situación
socioeconómica. Los distintos grupos de Fonasa, se
diferencian en los copagos y el acceso a los prestadores: la
modalidad libre elección sólo está disponible para los afiliados
a los grupos B, C y D.

Listas de Espera: Los afiliados a los grupos A y B de Fonasa
tienen menor acceso a los servicios de especialidad,
exámenes y hospitalizaciones, siendo los grupos que, tienen
un peor estado de salud general, y en consecuencia una
mayor demanda de servicios de salud.

Actualmente la situación de Fonasa es compleja:

A) El promedio de días de espera para ser atendido por una
patología GES (que tienen límite de gasto y tiempo para la
atención) llegó a 156,2 días
B) Para una consulta nueva de especialidad no GES alcanzó
a 455 días promedio y
C) para una cirugía no GES, fue de 584 días de espera
promedio.

Colapso de Fonasa: Esos datos demuestran que el sistema
público está colapsado. Si se produce la quiebra de las
Isapres, ingresará a Fonasa, un universo de tres millones de
personas reventando al sistema público de salud. Todos los
últimos gobiernos, han tratado de terminar con las listas de
espera, sin tener éxito. Estas listas, conforman un panorama
desolador. Son la demostración más evidente del fracaso de
las políticas de salud.

Libre Elección: Los afiliados a Fonasa que pueden se
atienden en la modalidad libre elección que entrega atención
con un prestador privado. Deben efectuar – eso sí – un
importante esfuerzo económico. En esta modalidad está
cubierta en promedio sólo el 34% del costo de una
intervención quirúrgica y cerca de 5% del costo de un día
cama. En consecuencia, no todos pueden acceder ni tienen
los medios para asumir este costo.

Pacientes vulnerables: Los afiliados a Fonasa más
vulnerables solo les queda esperar. Y muchos, miles, han

muerto esperando por una cirugía que les salvaría su vida.
Diversos informes establecen que el 65,5% de las
prestaciones GES atrasadas correspondía a usuarios del
grupo B de Fonasa y el 12,7% a afiliados al grupo A, mientras
que para las intervenciones quirúrgicas no GES el 70,2% de
las personas en lista de espera corresponden a afiliados de
los grupos A y B.

Los otros perjudicados: Las consecuencias de la quiebra
de las Isapres son muchas. No solo la quiebra de las Isapres,
sino también la quiebra de muchas clínicas y laboratorios.
Habrá también cesantía para los funcionarios de las actuales
Isapres; cesantía para médicos, enfermeras, auxiliares de
enfermería, etc…etc. Pero los más perjudicados con la
quiebra de las Isapres serán las personas más vulnerables de
las Isapres y de Fonasa que deberán esperar meses y años
para ser atendidos.

Frente a este panorama desolador, el gobierno y el Congreso
no pueden permanecer en la inacción. Deben ser pro activos
y buscar una solución real para el problema, que cumpliendo
con el fallo de la Corte Suprema – que no se puede soslayar –
entregue una solución real para uno de los problemas más
graves que tiene hoy nuestro país.