A pocos días de efectuado el plebiscito del 4 de septiembre, la gente se pregunta – con justa razón – sobre las razones que permitieron el triunfo de la opción Rechazo del proyecto de nueva Constitución elaborada por la Convención Constitucional.
Trataremos de explicar lo anterior. Entre las principales razones se encuentran los siguientes aspectos propuestos por el proyecto: proponía un sistema político que profundizaba la ingobernabilidad y abría espacio al populismo; buscaba establecer un sistema de justicia que quedaba entregado a los intereses políticos y corporativos; establecía artificialmente un estado plurinacional; proponía un conjunto de normas que concedían autonomía política, administrativa y financiera a entidades territoriales; establecía el aborto libre; eliminaba el Senado y entregaba excesivas atribuciones de la Cámara de Diputados; otorgaba escaños reservados a los indígenas en una proporción desvinculada de la votación realmente obtenida; cambiaba el estatus politizando al Poder Judicial; establecía sistemas especiales de justicia cuyos alcances esenciales se desconocen y que terminaban con la igualdad ante la ley; eliminaban el estado de emergencia; consagraban el llamado precio justo para compensar las expropiaciones lo que permitiría que la indemnización que se pague no sea el valor de mercado; establecía la exigencia del consentimiento indígena para las materias que afecten los derechos consagrados en la Constitución y otros aspectos que distorsionaban la democracia y nos alejaban de la senda del desarrollo.
Señalemos finalmente que el proyecto constitucional rechazado desconocía principios básicos de nuestra tradición jurídica y generaba una tensión sobre dos aspectos que son la base de nuestra institucionalidad: la unidad y la soberanía del estado. Todas las razones anteriores, justificaron la decisión mayoritaria del pueblo de votar rechazo el 4 de septiembre recién pasado.