Se venía venir. Los múltiples desaciertos de ministros y altos
funcionarios del gobierno de Gabriel Boric, en algún momento iban a
generar una crisis. Y la gota que rebalsó el vaso de la paciencia del
presidente Boric fue la gestión realizada por la ministra Jeanette Vega
para comunicarse con Hector Llaitul, líder de la CAM, la organización
terrorista que ha sembrado el terror en la Araucanía.
Jeanette Vega como ministra ya había incomodado al gobierno al
señalar que en Chile había presos políticos. Ante el revuelo de sus
palabras, solo minutos después se retractó por Twitter.
La Ministra Vega señaló meses atrás que los hechos violentos en la
macro zona sur aumentaron un 400% con estado de excepción: La
oposición la acusó de “faltar a la verdad” y el exministro del interior,
Rodrigo Delgado la desmintió señalando que: “un tema sensible como
lo es la violencia en la Macrozona Sur exige precisión en las cifras.
Durante el estado de excepción disminuyeron un 45% los hechos de
violencia, se registró una baja de un 73% en las usurpaciones y hubo
185 detenidos. Obvio que no es suficiente, pero esas son las cifras”.
Luego, en el mes de mayo, la ministra habló hablo con funcionarios de
su ministerio sobre el proyecto de nueva Constitución dando
instrucciones sobre la manera de presentarla.
Y ahora, la ministra de Desarrollo Social, estuvo en el foco de las
críticas luego que se supiera que una asistente suya – en el mes de
mayo – se comunicó con el líder de la CAM. El hecho causó revuelo en
todos los círculos políticos. El Presidente Boric anunció la salida del
Gabinete de la titular de Desarrollo Social, luego que se supo que en
la carpeta investigativa del caso Llaitul aparece una llamada telefónica
realizada por la jefa de comunicaciones del ministerio de Desarrollo
Social al líder de la CAM.
Los dirigentes de oposición calificaron de “gravísimo” que la secretaria
de Estado tenga comunicación con Llaitul, quien está detenido por tres
delitos de la Ley de Seguridad del Estado.
Las repercusiones que tendrá este hecho en el plebiscito del 4 de
septiembre son innegables, pues suma un nuevo desacierto de
personeros gubernamentales que ensucian la gestión del gobierno y
también de la campaña del Apruebo.