Cuando se inició la guerra en la que Rusia invadió parte del territorio de Ucrania
en febrero pasado, el Kremlin y muchos analistas internacionales anticipaban una
guerra relámpago y un rápido triunfo ruso.
Sin embargo ello no fue así. El invierno cedió paso a la primavera y el verano está
en su recta final. A los seis meses de la invasión rusa a Ucrania, el gigante ruso
solo ha podido conquistar un 20 % del territorio de Ucrania.
El ejército ucraniano, a medida que pasa el tiempo, ha aprendido a contener los
avances del ejército ruso. Y ahora, mejor armado que al inicio de la guerra, resiste
mejor las embestidas rusas. Y las fuerzas de Rusia han sufrido innumerables
bajas y la perdida de importantes buques de guerra
La Guerra de Ucrania ha tenido costos: más de 30.000 muertes militares de
ambos ejércitos, 6.000 civiles fallecidos, más de 10.000 heridos y más de 6
millones de personas desplazadas. En lo territorial, Ucrania ha perdido el control
de una quinta parte de su territorio. Más de 100.000 edificios han sido destruidos,
casi 20.000 kilómetros de caminos presentan daños. Y, lo que es peor, la
reconstrucción del país podría costarle unos 400.000 millones de dólares.
El mundo también ha sufrido con la guerra: los efectos se sienten en la inflación
mundial, en el alza del precio de los granos y en el precio del petróleo.
En Rusia, el gobierno ha mostrado su fea cara autoritaria: represión a los
opositores a Putin; control sobre los medios de comunicación y una crisis
económica en ciernes.
Rusia y Ucrania tienen claro que este será un conflicto prolongado. Y los
organismos internacionales, ONU, entre ellos, han sido incapaces de frenar la
agresión rusa sobre un país más pequeño. El mundo solo observa. Será posible
tanta pasividad a pesar de que todos están sufriendo los efectos de una guerra
insensata.