Cerro del Corcovado
Es el símbolo con el que más se identifica a nivel mundial, Río de Janeiro. En este cerro se encuentra el Cristo Redentor, una estatua que se impone sobre la ciudad y que atrae a diario a miles de turistas. El ingreso está abierto desde las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde. Para llegar hasta la cima puedes hacerlo en el tranvía, el recorrido dura aproximadamente unos 10 minutos y durante el cual se detiene en los miradores de Vista Chinesa, Mesa del Emperador y Doña Marta.

Pan de Azúcar
Junto con el Cristo Redentor es otro de los íconos de Río de Janeiro, al cual se puede ascender, ojala temprano por la vía del teleférico hasta el Morro de Urca y de allí al Pan de Azúcar, desde donde se tiene una panorámica increíble de la ciudad carioca, en especial de las famosas playas.

Copacabana
Custodiada por el Cerro Pan de Azúcar, la Playa de Copacabana, además de ser la de mayor acogida, es el escenario de varios eventos de la ciudad como la Fiesta de Año Nuevo con los famosos Fuegos Artificiales.
En los alrededores de la “princesinha do mar”, como también se le conoce, encuentras hoteles y restaurantes para todos los gustos y bolsillos. Puedes ir al Museo Histórico el Ejército, tomarte una foto con la escultura de Carlos Drummond de Andrade e ir a comprar los recuerdos de viaje.

Ipanema
Este barrio exclusivo de Río de Janeiro debe su fama a la difusión de la canción “La Chica de Ipanema”, sus 2 kilómetros de playa, son las más seguras y tranquilas, visitadas principalmente por la gente local y los surfistas.
Por el sector encuentras numerosos restaurantes, tiendas, galerías de arte y hoteles de lujo, además de lugares interesantes como la Iglesia Nossa Señora da Paz y el mirador Complexo Rubem Braga.

Palacio Imperial
En pleno centro histórico de Río de Janeiro encuentras este edificio palaciego del
siglo XVIII fue la residencia temporal de los reyes de Portugal durante su exilio.
Luego de la independencia de Brasil fue la sede del Gobierno.
Dentro de sus instalaciones se pueden conocer algunos carruajes, sus salones donde funciona un centro cultural y los restos de la construcción original.

Catedral Metropolitana
Los enormes vitrales en forma de cruz de esta catedral moderna, ubicada en el
barrio de Lapa, dejan pasar la luz solar dando al interior un ambiente único, del cual pueden ser testigos sus visitantes que llegan a este lugar carioca imperdible.
Su diseño inspirado en las construcciones mayas la convierte, junto con su campanario en forma de cono, en el centro de atención desde cualquier punto de la ciudad.

Los Arcos de Lapa
La imagen más conocida de este barrio son estos Arcos, un acueducto monumental del siglo XVIII que servía para abastecer de agua a los pobladores del centro de la ciudad, desde el río Carioca. Esta es una de las construcciones más representativas de la arquitectura colonial, con el tiempo se convirtió en una vía del tranvía y ahora es uno de los mayores atractivos arquitectónicos de la ciudad.

Escaleras de Selarón
Son 250 peldaños que te llevan desde Lapa hasta el Convento de Santa Teresa y cuyo atractivo es la decoración de cada escalón que hizo el artista chileno Jorge Selarón, convirtiendo a este lugar, como uno de los imperdibles de Río de Janeiro.
Allí encuentras azulejos llevados por los turistas de más de sesenta países; un panel de azulejos pintado por el artista con el que explica lo que significaba para él la escalera; otras baldosas de color rojo representan la Bahía de Guanabara con el Cristo Redentor o el Pan Azúcar. Subiendo o bajando vas a encontrar cientos de imágenes coloridas que te cuentan otras historias cariocas plasmadas por el artista.

Palacio Tiradentes
Este palacio impresiona por dentro y por fuera, primero funcionó como sede del Congreso cuando Río de Janeiro fue la capital de Brasil. En el interior podrás ver una exposición de fotografías y paneles que cuentan la historia del país. En este palacio abierto al público se ofrecen visitas guiadas y aunque las explicaciones son en portugués, si hablan despacio es fácil de entender.

Monasterio de São Bento
Este complejo es uno de los más antiguos de la ciudad, su fachada sobria y su estilo portugués da paso a un interior decorado con frescos, tallas en madera recubiertas con laminillas de oro, que dan una elegancia imponente.
Si lo visitas un domingo en la mañana, es posible que puedas escuchar los cantos gregorianos de la misa, que han hecho famosos a los monjes benedictinos.