Por Carlos Gómez. Director Macroeconomía Universidad Mayor
Por Christian Ferrada, Profesor de economía U de Chile
John H. Cochrane, Senior Fellow de la Hoover Institution de la Universidad de Stanford, muestra en un estudio que la mejor política tributaria para maximizar el empleo es eliminar la tasa de impuesto corporativo. Los impuestos corporativos no los “paga” la empresa, sino que los trabajadores con menores salarios, los consumidores con mayores precios y los dueños con menores rentabilidades. Por otro lado, los impuestos corporativos son un impuesto al ahorro de las empresas (sus utilidades) que podría haberse reinvertido en empleo y crecimiento.
En 2010, por pésimas razones, el gobierno de la época aumentó la tasa de impuesto corporativo al 20% desde el 17% que había acompañado los mejores años de empleo y crecimiento del país.
Esta injustificada alza, además contraria a la tendencia a la baja en los países de la OCDE, pavimentó el impuestazo de Bachelet II de 20% a 27%, que consolidó el estancamiento que ya se había iniciado en 2013. A su vez, el estancamiento fue una de las causas fundamentales de la crisis de octubre de 2019.
Para recuperar rápidamente el empleo y el crecimiento, el próximo gobierno podría dar un golpe de timón radical, una señal potente de que reducirá la tasa gradualmente a la tasa previa a Bachelet II de 20%. Esta tasa es consistente con el grado de desarrollo del país, que es sustancialmente menor al “promedio” OCDE de 23%. Por otro lado, el promedio OCDE no está fijo en el tiempo, sino que la tasa efectiva continúa disminuyendo porque los países europeos necesitan crecer más para financiar sus mayores gastos en defensa, al mismo tiempo que han tenido que contener el gasto en el Estado de Bienestar.
Junto con rebajar la tasa a 20%, es necesario restituir el impuesto cero a la reinversión y reintegrar al 100% el sistema tributario que hoy discrimina fuertemente en contra de la inversión chilena (tasa efectiva 44,45% versus 35% extranjera), adoptando los resguardos que eviten abusos (cláusulas anti-elusión OCDE). Otro incentivo clave a la inversión es extender la depreciación instantánea de la inversión en activos fijos, hoy vigente para las pymes, a todas las empresas y ampliarla a los activos intangibles, como los gastos de exploración minera, investigación y desarrollo industrial, compras de licencias tecnológicas, entre otros.
Una potente rebaja tributaria que confirme y amplíe el cambio de expectativas ya en curso y desate los “animal spirits” permitirá al país, mediante rápidos aumentos de la inversión y el empleo, retomar el vuelo al desarrollo que tuvo hasta 2013. Por primera vez en una década, la sola expectativa de un cambio de gobierno hacia la libertad económica aumentará este año la inversión en un 6%, especialmente en minería y energía, motores de la
inversión. Los valores de mercado de las empresas chilenas casi se han duplicado desde el Rechazo del 4 de septiembre de 2022, que consolidó la Constitución de 1980, cuyos diez pilares económicos marcaron los años de mayor prosperidad de nuestra historia. A esto se agregó la expansión del sistema de capitalización en un 60%, un ahorro adicional que ya está proveyendo mayor capital para sustentar el aumento de la inversión, y la ausencia de aumentos de impuestos en este gobierno. Los valores de las compañías suben cuando sus flujos de caja futuros aumentan o su riesgo futuro disminuye (costo de capital). Ambos ya están ocurriendo en Chile. Por cierto, en el corto plazo disminuirá la recaudación fiscal, pero se compensará con creces por el mayor crecimiento económico que incrementará los ingresos fiscales, por el menor gasto en subsidios a quienes dejan de ser vulnerables al encontrar empleo productivo; por la eliminación del despilfarro en el gasto público; y por la focalización del gasto público en los que más lo necesitan.
La rebaja tributaria a la inversión, para que tenga pleno efecto en más empleo y más crecimiento, debe ir acompañada de una radical racionalización de los permisos sectoriales, del sistema de evaluación ambiental y de cambios estructurales a leyes como Lafkenche y ley del Servicio de la Biodiversidad y Áreas Protegidas. Y, en el mediano plazo, de una radical modernización del Estado que permita sostener en el tiempo las reformas realizadas.
Se puede.
John Cochrane, Stanford University, The Grumpy Economist Blog, January 26, 2017.
Nuestras estimaciones muestran que un crecimiento de 4% el primer año y 5% los siguientes, financia el 65% de la menor recaudación en el primer año, porcentaje que aumenta al 85% en el cuarto año. Estas tasas de crecimiento económico son enteramente posibles con potentes rebajas tributarias a la inversión y con la racionalización radical de la permisología.
Tasa de Impuesto Corporativo 1979-2025
Fuente: OECD, Servicios de Impuestos Internos, BCI Estudios








