Los pronósticos sobre la economía chilena, para el año 2023, son deficientes. Los organismos
internacionales publican cifras en torno al -1,1 por ciento. Ya lejanos aparecen los tiempos en
que la economía chilena crecía al 5%. Más lejos aún, las tasas noventeras, superiores al 7%, o
incluso al 10%. También aparece lejano el año 2007, en que Chile presentaba dinero a otros
países. Actualmente, la deuda externa alcanza la asombrosa cifra de 226 mil millones de
dólares (80% del PIB). Otra cifra preocupante es el nivel del gasto público, que supera hoy los
100 mil millones dólares (cerca del 33% del PIB) .Hace unos pocos años la deuda no superaba
el 40%, y el gasto público era de 60 mil millones. Las cifras de inflación, también se han
disparado. Este año, la economía chilena experimento la peor inflación en treinta años: un
12%, aunque las autoridades del Banco Central aseguran que este año, y el próximo las cifras
mejoraran. Para frenar la demanda agregada, en un contexto de tasas altas de inflación
mundial, el Banco Central ajustó la tasa de interés, a cifras supriores al 11%. Esa cifra promete
reducir la inversión interna, y castigar a muchas empresas PYME.

En dos frentes se mantienen aún noticias positivas: El PIB chileno se mantiene alto y el per
cápita supera los 27 mil corregidos por PPC. Sigue siendo el más alto de la región. Y en materia
de empleo, la economía chilena genera hoy 8,9 millones de puestos de trabajo. La cifra más
alta de la historia. Incluso ha alcanzado para la inmigración de 1,6 millones una cifra sin
precedentes en la historia de Chile. La mala noticia es que esta migración impidió un alza
significativa en los salarios que ofrecen a nuestros compatriotas. Según el INE, el salario
promedio en Chile, por hora trabajada, (6 mil pesos (unos 8 dólares). Lejos de los 20 dólares de
Irlanda y los 40 de Alemania, pero mejor que los 5 dólares de Brasil y México. El tipo de cambio
el año pasado rozó los mil pesos pero luego bajo a ochocientos. El tipo de cambio alto,
favorece a los exportadores pero empobrece a la población en general. Por ello, el Banco
Central, intervino, vendiendo unidades de la divisa norteamericana. Pero eso costó 20 mil
millones de nuestras reservas internacionales, que hoy están en un nivel paupérrimo, de solo
36 mil millones, y no pueden bajar más. Con un déficit estructural de 9% del PIB , lo más
seguro es que observemos devaluaciones futuras, a no ser que se recupere el precio del cobre
y del litio, y vuelvan las inversiones externas.

Algo de eso se estuvo produciendo en el mes de enero. Impulsada por un mayor precio de los
minerales, y las exportaciones de frutas, Chile observó un superávit, pero la pregunta es si eso
se mantendrá en los próximos meses. La inversión externa, también se vio mejor. Entraron 17
mil millones de dólares, concentrados en minería y energía renovables no convencionales. Se
conoce el potencial de Chile en materia solar y litio. Por ahí puede venir la solución al dilema.