El 18/O el episodio que quiso cambiar nuestro país fue celebrado hoy por grupos
minúsculos de personas que pretendieron mediante la alteración del orden público
impedir el normal funcionamiento de las actividades de nuestra capital.

Hay que recordar que ese día, uno de los más nefastos de la historia democrática
del país, una concentración se transformó por el accionar violento de diversos
grupos identitarios, en un intento por desestabilizar al gobierno legítimamente
elegido por el pueblo. Ese día, de manera organizada y coordinada por sectores
extremistas de izquierda, comunistas, anarquistas, grupos de estudiantes,
ciclistas, mapuches, homosexuales, artistas, delincuentes y grupos de personas
que protestaban por diversos episodios de colusión empresarial, desataron la
violencia y el terror en las calles de Santiago y regiones.
Ese día, la actual candidata comunista Jeannette Jara exhibía con orgullo una
polera “mata pacos”. Muchas de las actuales autoridades del gobierno actual,
incluido el Presidente Boric, fueron promotores de esa jornada violentista.
Ese día, los grupos antes nombrados desataron su furia destruyendo la propiedad
pública y privada. Asaltaron y robaron mercaderías de tiendas comerciales,
supermercados y comercio menor; destruyeron la mayoría de las Estaciones del
Metro; quemaron automóviles y transporte público; destruyeron Iglesias Católicas
y Evangélicas, quemaron el Museo Violeta Parra y hoteles y vandalizaron el barrio
cercano a la Plaza Baquedano que aún hasta hoy, muestra los efectos del
desvarío colectivo de los participantes delo 18/O.
Los principales instigadores de estos hechos demenciales, fueron recibidos como
héroes en el Congreso Nacional, por los partidos de la izquierda de nuestro país.
Incluso hasta hoy, inexplicablemente algunos sectores de la izquierda reivindican
ese episodio negro de nuestra historia, como valioso y positivo.
¿Que quedó de ese episodio demencial? ¿Qué quedó del octubrismo?. Nada.
Incluso este episodio permitió una reacción colectiva de la gente de trabajo de
nuestro país que mayoritariamente, como quedó demostrado con el rechazo del
primer intento por imponernos una Constitución alejada de los valores y
tradiciones de nuestra patria. Y quienes aplaudieron y apoyaron ese episodio
demencial, tratan hoy de desentenderse de él. Como lo señalara años atrás don
Arturo Alessandri, Presidente de Chile: “El odio nada engendra…”