Por Gonzalo Wielandt
Psicólogo. Asesor de empresas

El acoso previo y posterior de Estados Unidos a Maduro podría no ser casualidad.
La geopolítica trae consigo señales latentes y manifiestas y si bien Rusia ya ha
logrado un posicionamiento estratégico en Ucrania, dándose el tiempo para entrar
a una fase gradual de consolidación de las actuales regiones y de avance a
nuevos territorios, aquello podría estar más que curiosamente ligado al futuro de
Venezuela.

La porfía occidental por apostar a una guerra destinada al fracaso desde un inicio,
dado el capricho globalista inspirado en la política antirrusa de Zbigniew
Brzezinski, consejero de seguridad nacional de la administración Carter y de los
cuatro jinetes -“Rothschild, Soros, Black Rock y Goldman Sachs”-, podría derivar
en un giro geopolítico para Iberoamérica.
Rusia, que hasta ahora ha utilizado a Cuba, Nicaragua y Venezuela para molestar
geopolíticamente a EE.UU., pero que en estricto rigor son prescindibles
estratégicamente, por cuanto su alianza clave es con Brasil, ha dado señales de
acercarse silenciosa y simbólicamente a países más estables de la región, como
Chile, porque la posibilidad de abrir espacios de cooperación en función de
necesidades vitales y estratégicas de los países de la región. Si no es mediante el
BRICS, lo hará por vías bilaterales o indirectas, pero lo hará, porque nadie le dice
que no las seductoras ofertas y propuestas de Brasil en Hispanoamérica. Por lo
tanto, lo que aparece ser, en realidad no es.
El realismo en geopolítica es fundamental para flotar en la política internacional,
de lo contrario, los países piden salvavidas que más que salvar te dejan en una
boya, pero no te llevan a la orilla. En este sentido, hay actores internacionales que
son transversales y determinantes para las decisiones político-estratégicas. Uno
de ellos es Hungría, específicamente, su gobernante Viktor Orban,
líder “iliberal” amigo de Putin y Trump. Quien es amigo de Orban sabe que puede
caer parado con Putin y Trump y llegar a la orilla, si fue rescatado del mar. Es así
como Brasil en nuestra región y Hungría en el marco de las relaciones
internacionales son necesarios para el actual escenario.