Siria, es un país milenario que actualmente vive dos tragedias simultáneamente. La primera, la guerra civil que se inició en el año 2011 con el levantamiento popular en contra del régimen del presidente Bashar al Assad, a quienes se acusa de corrupción, perseguir a los opositores al régimen y no haber podido superar la crisis económica que vive el país.

Dicho levantamiento adquirió poco después el carácter de guerra civil con un resultado que sumergió al país en un camino de destrucción, violaciones de los derechos humanos y derramamiento de sangre de gente inocente, estuviesen o no implicadas en el conflicto. En esta guerra civil, se ha producido una participación directa de las grandes potencias. Sosteniendo al régimen de Al Assad, están Rusia, Irán, Irak, Afganistán y Yemen, y apoyando a los sectores opositores, Estados Unidos, los países europeos y Turquía.

Para complicar aún más este cuadro, se ha podido comprobar dos hechos nuevos: la presencia de más de 15 mil combatientes del Estado Islámico (hay que recordar que los fanáticos militantes del Estado Islámico destruyeron partes de la antigua ciudad de Palmira) y la presencia de milicias kurdas que libran una gran campaña, para establecer un país en territorio sirio.

Esta guerra civil ha causado la muerte o desaparición de más de 500 mil personas; se han utilizado armas químicas violando los acuerdos internacionales; la mitad de la población, calculada en 22 millones de habitantes, abandonó sus hogares, constituyendo este hecho el mayor éxodo de personas ocurrido en nuestros días.

Como para completar este cuadro trágico, Siria ha sufrido una segunda tragedia. Ha debido soportar los efectos de un desbastador terremoto que ha destruido edificios públicos y privados, destruido gran parte de la infraestructura urbana y que ha causado la muerte de más de 3.500 personas. La ONU estima que cerca de 10 millones de sirios han resultado afectados por el terremoto.

Siria es un país que vive de tragedia en tragedia y que necesita de la solidaridad internacional con el doble objetivo de terminar la guerra civil y reconstruir ese milenario país.