Por Jorge Heine,
Ex embajador de Chile en Sudáfrica,
Profesor Escuela Pardee de Estudios Globales
Universidad de Boston.

El país ha jugado un papel clave con un enfoque que vuelve en gloria y majestad
En un discurso reciente en un simposio del Instituto de Asuntos Internacionales de
Sudáfrica, el Ministro de Relaciones Internacionales y Cooperación, Ronald
Lamola, después de identificar los grandes desafíos que enfrenta el mundo, la
inestabilidad que han generado y la urgencia de una acción colectiva para
abordarlos, dijo:
“La evolución del orden internacional requiere del fortalecimiento del Movimiento
de Países No Alineados (NOAL). Sudáfrica, con su política de No Alineamiento
Activo, se caracteriza por una actitud proactiva en búsqueda de la paz. Ello no
implica ser neutrales ni abstenerse de intervenir de los asuntos internacionales,
sino que liderar una agenda unificadora y un dialogo a favor de la paz entre los
países en desarrollo que no desean tomar partido en la rivalidad entre grandes
potencias”.
Todos sabemos lo que significa el NOAL, pero ¿qué quiso decir Lamola con su
referencia al No Alineamiento Activo (NAA) , un término que también fue utilizado
por su predecesora y en otros documentos de la Cancillería sudafricana para
describir la política exterior de Sudáfrica en un mundo en turbulencia?
El término, acuñado por mi y mis colegas Carlos Fortin y Carlos Ominami, y
desarrollado en un libro, El No Alineamiento Activo y América Latina: una doctrina
para el  nuevo siglo,  refleja la postura de las naciones en desarrollo al enfrentar
un  orden global en transición y la competencia entre grandes potencias. Aunque
elaborado originalmente en el contexto latinoamericano, su uso se expandió al
resto del Sur Global. Hoy por hoy, expresa el enfoque de política exterior de
muchos países de África y Asia.
El NAA surgió por primera vez en 2019-20, cuando América Latina sufrió un triple
golpe: la pandemia de Covid-19;  la peor recesión económica en un siglo;  y
fuertes presiones de Washington y Beijing para acomodar sus políticas a los
caprichos de Estados Unidos y China. Nuestra respuesta, expresada en una
variedad de publicaciones, incluido el  libro ya mencionado, con capítulos de seis
ex ministros de Relaciones Exteriores latinoamericanos, fue que si había algo
que no necesitaban los países latinoamericanos era alinearse con una u otra de
estas grandes potencias. Ese sería el camino al despeñadero.
La invasión de Rusia
Por el contrario, el camino a seguir radica en dejarnos guiar solo por el interés
nacional de nuestros países y en no dejar que las decisiones de política exterior se
tuerzan por presiones de otros, que intentan convertirnos, en la famosa frase de
Jawaharlal Nehru, en “ juguetes de los demás”. El NAA toma una página de la
honorable tradición del NOAL, se inspira en la larga búsqueda de autonomía de
América Latina en los asuntos internacionales y adapta estas tradiciones a las
realidades del nuevo siglo y al surgimiento de un Nuevo Sur.
Aunque la noción de NAA resonó en todas las Américas, gatillando un fuerte
debate, no fue hasta la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022 que se
extendió al Sur Global en su conjunto. Así, durante los últimos dos años y medio,
el NAA ha tomado el mundo por asalto.
En esto, Sudáfrica ha jugado un papel clave. Desde los noventa, esto es, los días
de la presidencia de Nelson Mandela (en que Sudáfrica fue sede de la cumbre del
NOAL de 1998 en Durban), que Sudáfrica no ejercía el tipo de liderazgo
internacional que ha demostrado en 2022-2024.
A partir de la invasión rusa de Ucrania, Sudáfrica se negó a seguir la línea de la
OTAN, adoptó una postura independiente y colaboro con otros países africanos en
forjar una posición africana común sobre la guerra. Posteriormente, encabezó
(aunque sin éxito) una iniciativa de paz africana, destinada a poner fin a este
trágico conflicto, a contramano de la posición occidental, que era continuar la
guerra “por el tiempo que sea necesario”.
Con ello, Sudáfrica se convirtió en un caso emblemático de un enfoque descrito
por The Economist, como “Cómo sobrevivir un divorcio de superpotencias”, es
decir, cómo prevalecer en una era de competencia entre grandes potencias.
Peso financiero
A su vez, la cumbre de los BRICS más significativa y con mayor cobertura
mediática realizada en los 15 años de existencia del grupo, fue la que se celebró
en Johannesburgo en agosto de 2023. Con la expansión del grupo en la agenda,
unos veinte países postulando al mismo, y seis nuevos miembros aceptados, la
cumbre genero enorme interés. Y aunque uno de los seis (Argentina) finalmente
declino la invitación después de un cambio de gobierno en Buenos Aires, el grupo
BRICS+ se ha posicionado como nunca antes en el escenario internacional.
Su banco, el Nuevo Banco del Desarrollo (NBD), con sede en Shanghái y que
tiene una sucursal en Johannesburgo, le da un peso financiero considerable. El
NBD, así como el Banco Asiático de Inversión e Infraestructura ( BAII) y la
Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de China, son parte de la “diplomacia
financiera colectiva” que marca las relaciones Sur-Sur en el nuevo siglo. Ello las
hace muy distintas a la “ diplomacia des cahiers des doleances ” (“diplomacia de
victimización”) de las del anterior.
Sudáfrica también tomo la iniciativa en la rápida reacción en todo el Sur Global
contra la matanza indiscriminada de civiles en la guerra de Gaza, donde han
muerto más niños (unos 15.000) en nueve meses, que en todas las guerras del
mundo en los últimos cinco años. El caso de Sudáfrica ante la Corte Internacional
de Justicia de La Haya, apoyado formalmente por otras 10 naciones en desarrollo,
e informalmente por 40 más, acusando a Israel de violar la Convención contra el
Genocidio, expresa la voluntad del Sur Global de utilizar todos los mecanismos del
orden internacional para proteger los derechos humanos de los palestinos. Una
vez más, la hipocresía occidental y la vacuidad de sus referencias a una supuesta
defensa del llamado orden basado en reglas, han quedado expuestas como
palabras vacías.
El auge del Sur Global y el profundo clivaje entre el Norte y el Sur son dos de los
hechos más significativos de nuestra era. Y el surgimiento del Sur Global (o
Mayoría Global, como algunos lo llaman), va de la mano con el del No
Alineamiento Activo, una doctrina de política exterior para nuestro tiempo.