Por Rafael Videla Eissmann Historiador UC

Este 16 de Junio se cumplen treinta años de la primera visita a Chile de Su Santidad el Dalái Lama (1992-2022).
La tradición lamaísta –el budismo tibetano–, se remonta a antiquísimas tradiciones espirituales del Himalaya. A la Religión de la Luz. Su Santidad el Dalái Lama es la encarnación de una divinidad. En este sentido, más que un “dios” como lo entendería el pensamiento racionalista moderno, se trata en realidad de un hombre-dios que se “encarna” a través de una sucesión de individuos. Es el Boddhisattva Avalokiteśvara, en consecuencia, quien se ha encarnado a través de los Dalái Lamas (1391 – al presente).
Tenzin Gyatso fue reconocido en 1937 como Tulku del XIII Dalái Lama. Dos años más tarde, el día 22 de Febrero de 1940, fue investido como el XIV Dalái Lama.
En su arribo a Chile, Su Santidad fue recibido por Miguel Serrano –ex Embajador de Chile en India y quien asimismo lo esperara junto al Primer Ministro de India, Sri Pandit Jawaharlal Nehru, en el exilio forzoso debido a la invasión china del Tíbet en 1959–. Un objetivo trascendental que buscó Miguel Serrano fue la conexión espiritual de los Andes y el Himalaya. En efecto, a su arribo a India en 1953 como Agregado Comercial de nuestro país, Serrano declaró: “Vengo a establecer la relación entre el Kailás y el Melimoyu”. Años más tarde, reflexionando sobre este objetivo, Serrano expresaba: “Mi sueño era unir las sagradas y misteriosas cumbres de los Andes con las también sagradas cumbres de los Himalaya. Fue en aquella oportunidad que tuve la suerte de conocer al Dalái Lama, justo cuando él cumplía los veinticinco años” (Diario La Nación, 5 de Septiembre de 1992). Un arco de luz se extiende aún entre las montañas sagradas del Himalaya y los Andes y cuyas resonancias se proyectan como signos del Antiguo-Nuevo Sol.